viernes, 25 de enero de 2013

Baile de disfraces Parador Nacional de Turismo Carnaval 2013



Para muchos el carnaval es sinónimo de calor tropical y desfiles a ritmo de samba pero igualmente en una tierra “algo menos tropical “, como es Soria, tiene su espacio para desarrollarse. Nuestros amigos del Parador de Turismo nos han preparado un completo programa para que podamos divertirnos con todos los ingredientes del carnaval y con el añadido irresistible del sorteo de una noche en una suite con tratamiento VIP (¡vaya lujo! A esto nos apuntamos hasta nosotros), de una comida o cena para dos personas, y premios a los mejores disfraces. Con una oferta tan tentadora deberíais ir preparando vuestro disfraz…

El carnaval, un tiempo que el escritor tinerfeño Alberto Galván Tudela ha definido perfectamente: nos cuenta el autor, habitante de una tierra en la que el Carnaval es algo especial, que “constituye esencialmente el ritual de inversión simbólica por excelencia, entendiendo por ello una serie o conjuntos de comportamientos expresivos que invierten, contradicen, ahogan o en cierto modo presentan, una alternativa a los códigos, a los valores o normas sociales establecidos, y supone poner el orden, las relaciones sociales al revés”. Y es que durante muchos siglos, los cristianos han utilizado estos días para romper sin pudor los cánones morales establecidos y para parodiar o caricaturizar a situaciones y personajes por medio de canciones o disfraces e igualmente para el desenfreno, la juerga y el exceso culinario ante la llegada de la Cuaresma con lo que suponía de ayuno y acatamiento moral. Traducido de forma rápida: es momento de pasárselo bien y dejarnos llevar por la alegría, sin miedo al ridículo.



lunes, 21 de enero de 2013

                        Soria Capital, las orillas del Duero.


Mi experiencia en turismo me ha demostrado que algunos de los visitantes de nuestra capital, cuando se acercan a conocer a Soria, se limitan a visitar el centro y sus alrededores ¡Craso error!, los alrededores inmediatos de la ciudad recogen tesoros inigualables que no deben dejar de conocerse.

Efectivamente, las orillas del río Duero son un auténtico deleite para todos, no solamente para aquellos que venidos de otros lugares vienen a conocerlos, los mismos sorianos no nos cansamos de recorrerlos repetidas veces, y es que, a la belleza de su paisaje se unen algunos de los monumentos más singulares e interesantes de Castilla y Leon. En pocos lugares encontrarás, querido lector, una combinación de arte, tradición, preciosos paisajes, magia, poesía o intrigantes leyendas; por algo Machado, Bécquer y Gerardo Diego se enamoraron de esta zona…

Video de la zona:
https://www.youtube.com/watch?v=_GaGWN04j3s                                                         .                 

Accesos:

Estrecho túnel por donde debemos pasar
si queremos acceder a San Saturio por la
orilla izquierda del Duero.
Los accesos a esta zona son múltiples, como suele ser lógico en una zona situada en una ciudad, sin embargo hemos creído necesario señalar que si accedes a Soria desde las Nacionales 122 o 234, desde Aragón o la parte oriental de la provincia (o desde cualquier otro lugar que te obligue a venir desde esta dirección,  a pocos kilómetros de la ciudad (unos 5 antes de llegar), en el punto donde dichas nacionales se unen verás dos estaciones de servicio: CADOSA y Venta de Valcorba, e inmediatamente después una entrada a Soria, tómala y unos dos kilómetros más adelante tendrás el desvío a San Saturio  y San Polo, a tu izquierda. Debemos advertiros que el acceso a San Saturio puede hacerse por esta estrecha carretera o por el la orilla contraria del Duero, por el Paseo de San Prudencio, y quien lo haga por este lado debe tener en cuenta que este discurre a través de un pasadizo del edificio del monasterio de San Polo que solo permite cruzarlo a coches, motos, bicicletas, caminando, , ya que es muy estrecho. Autobuses, grandes furgonetas, auto caravanas, etc… deberán hacerlo por el Paseo de San Prudencio, en la orilla opuesta del Duero.
Llegar hasta los otros dos puntos visitables de las orillas del Duero, Arcos de San Juan de Duero y Monte de las Animas, es muy sencillo viniendo desde la dirección anteriormente indicada: basta con seguir la carretera de acceso que traíamos, no entrar, dejando a la izquierda el acceso a San Saturio y unos 200 metros más adelante, después de una pronunciada curva, en el primer semáforo, tomar la carretera a la derecha (es justo antes de cruzar el puente medieval del río Duero) que nace allí y mismo –pone dirección Almajano- y justo después de girar ya nos encontramos con los Arcos de San Juan de Duero a la izquierda.  Si seguimos dicha carretera apenas transcurrido un kilómetro encontramos, a nuestra derecha, una subestación eléctrica en el borde de un tupido monte de encina. Ese monte es el de las Animas.
Para acceder a la zona, procedentes de otras direcciones, y siempre que no lo hagamos desde el interior de la ciudad, es decir si venimos directamente desde nuestra ciudad de origen y no ya por ejemplo asentados en el hotel, podemos tomar la variante de Soria, que bordea la ciudad por el norte y coger la salida Soria Este. Esta salida nos enlaza con la antes citada carretera de Almajano pero en dirección contraria, por tanto nada más salir giramos a la derecha en dirección Soria (no dirección Almajano) y allí mismo tenemos a la izquierda de la carretera el Monte de las Animas. La carretera termina en un semáforo, un poco antes a derecha tenéis espacio para aparcar, hacedlo porque habéis llegado a los Arcos de San Juan, cuya puerta de acceso podéis encontrar a la derecha unos 50-80 metros antes de dicho semáforo (a la derecha de la carretera, entre esta y el rio Duero). El acceso desde el interior de la ciudad es mucho más complejo de explicar porque según cual sea vuestro punto de origen, son varias las opciones que existen por eso os adjuntamos un plano de la zona, que se puede ampliar o reducir, y que puede guiaros hasta vuestro destino


Ver Orillas del Duero en un mapa más grande

La visita:

Para mayor comodidad de nuestros lectores hemos dividido los cuatro lugares de nuestra visita en dos itinerarios principales y un itinerario alternativo (Ver mapa adjunto donde están señalados). Por supuesto los dos itinerarios principales son complementarios y recomiendo que se hagan en una mañana.

Itinerario 1:

Camino desde el parking hasta San Polo, que se aprecia
al fondo.
El itinerario 1 comprende la visita a los monumentos de San Polo y San Saturio. Nace en el parking que existe a la entrada del Paseo de San Saturio, junto a la carretera de entrada a Soria desde la N-122 (ver apartado anterior y plano). Dicho paseo discurre paralelo a la orilla izquierda del río Duero y  conduce primero al monasterio de  San Polo y posteriormente a la ermita de San Saturio.

Podemos realizar la visita de dos formas: en coche o andando; salvo que el tiempo no acompañe, yo aconsejo la segunda. Pasear por este tramo de la orilla del río es descubrir un tesoro tras otro. Son sin duda muchas las sorpresas que te esperan a lo largo del recorrido, sorpresas que probablemente te pasen desapercibidas si lo haces en coche.

Video de la zona:    https://www.youtube.com/watch?v=TgiVGaT9mu4                              

San Polo: 

La primera no se hará de rogar: apenas hayas andado unos 100 metros encajonado entre un alto seto que bordea el camino por ambos lados, llegarás al monasterio templario de San Polo. Este bonito edificio fue monasterio templario y fue construido en esta zona, lo mismo que su vecino de San Juan de Duero, para defender los accesos de la ciudad (no olvidemos que los templarios eran monjes-guerreros). Pero antes de contaros todos los detalles, debo daros una mala noticia. El edificio, de propiedad privada en la actualidad, no puede visitarse en su interior. Tendréis que conformaros con su exterior. Eso no quiere decir que lo poco que puedes ver no merezca la pena. 
Monasterio de San Polo, rincón mágico.

El conjunto monástico data de los siglos XII-XIII aunque es muy poco lo que se conserva, la iglesia y poco más. Esta posee dos fachadas, de similar configuración, con puertas de arco apuntado, entre ventanas de arco de medio punto, y un piso superior con una ventana central y saetera. Tiene tres portadas apuntadas, las principales en los muros norte y sur, decoradas con chambrana dentada y que dan acceso a la carretera, y otra más pequeña al sur, sobre jambas, da acceso al interior del templo. Una vez accedas a la segunda a través del estrecho túnel que las comunica, detente a contemplar la fachada. Dicen que la vegetación que se pega a sus muros le da un aire romántico, es posible, pero desde luego lo que si te puedo asegurar es que este rincón  tiene algo especial, quizás una primera mirada no te diga mucho... vuelve entonces a mirarlo, te sentirás envuelto en su magia y entenderás porqué el poeta Gustavo Adolfo Bécquer situó en este monasterio parte de su leyenda "El Rayo de Luna".
Te adelanto, querido lector/a que en la zona que estamos visitando encontrarás las huellas de tres grandes poetas españoles: Bécquer, al que acabamos de mencionar y que reparte su presencia principalmente entre las afueras de la capital y la zona del Moncayo, al este de la provincia (donde se casó y vivió parte de su vida), Gerardo y Diego y Antonio Machado. Pero de todo esto iremos hablando a lo largo de este artículo, así es que apelo a tu paciencia.


Paseo junto al río hasta San Saturio:


Una vez hayas visto el exterior de San Polo, si sigues caminando unos pasos más, enseguida te encontrarás con la metálica mole del puente del ferrocarril, que forma parte de las líneas que desde Soria se dirigían a Calatayud por un lado y Logroño y Pamplona, vía Castejón, por otro (la división se consuma unos 2 kilómetros más adelante). Como curiosidad te diré que algunos tramos de la Soria-Calatayud sirvieron como escenario a la famosa pelicula "Doctor Zhivago". Pero volviendo a lo que nos ocupa, te diré igualmente que aparte de estar situado en uno de los lugares tradicionales de nuestras fiestas de San Juan, desde aquí puedes disfrutar de una de las vistas más interesantes de río Duero. Avanza unos metros, acercate a la orilla y dirige la mirada hacia el fondo. Alli, colgada de la roca, tendrás tu primera -y espectacular- visión de San Saturio. Igualmente, en dias propicios, podrás asistir a un curioso fenoómeno: el Duero fluye hacia el sur, es decir desde el puente del ferrocarril hacia la ermita de San Saturio, sin embargo cuando el viento sopla en contra, su acción sobre las aguas en superficie hace que parezca lo contrario. Esto se debe a que en esta zona el río ha cambiado bastante en los últimos años y actualmente ese tramo es en realidad la cola del pequeño embalse de Los Rábanos, situado unos 5-6 km aguas abajo. El río original tenía una anchura de un tercio aproximadamente de la que ves ahora. Por eso, al ser agua retenida por un pantano, en realidad apenas se mueve y el viento puede asi jugar con nuestra vista.

Pero el paseo de aquí a San Saturio te deparará muchas más sorpresas. Lo primero que te cautive será simplemente su belleza, muchos antes que tu han sentido una fascinante atracción por el lugar. Un buen ejemplo de la atracción que ejerce este lugar es el poeta Antonio Machado. Hace ya 100 años, el insigne poeta paseaba asiduamente por aquí, prendado por su hermosura mientras los sorianos de la época se extrañaban de ver a aquel señor tan ensimismado en si mismo, como si nada existiera a su alrededor. De "aquellos paseos" nacieron algunos de los mejores versos de Machado y nos hemos permitido la licencia de escribir este pequeño fragmento a continuación:

"He vuelto a ver los  álamos dorados
álamos del camino de la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio
tras las murallas viejas
de Soria -barbacana
hacia Aragón en castellana tierra-

Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua cuando el viento sopla
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas"






Otro de los detalles que no debes perderte te lo cita Machado en sus versos: si te fijas atentamente verás como los árboles a lo largo del paseo están grabados con multitud de fechas y nombres de enamorados, algunas colocadas allí hace muchos años. Asimismo también podrás leer a lo largo del camino los versos del poeta sevillano en las placas distribuidas durante el recorrido.

Placa situada en el paseo de San Saturio con una poesía de Machado.


Después de tan agradable y emocionante paseo vas a llegar a la ermita de San Saturio. Uno de, a nuestro juicio, tres monumentos más importantes de la capital.

Ermita de San Saturio:

San Saturio visto desde el contiguo cerro del Castillo.
De todos los monumentos que comprende la ciudad de Soria, la ermita de San Saturio no es el que mayor valor artístico tiene, sin embargo es el monumento más especial de la capital. Y no sólo por su espectacular emplazamiento, colgado sobre una roca en las orillas del río, lo que hace que la mayoría de los que la ven por primera vez se queden impresionados por lo que ven, sino principalmente porque lo que supone para los sorianos. Y es que San Saturio es el actual patrón de la ciudad de Soria (de la ciudad, no de la provincia), lo que provoca que los sorianos le tengamos un especial cariño y devoción al lugar, hasta el punto de que algunos lugareños visiten la ermita casi a diario.


San Prudencio y los fieles venerando las reliquias de San Saturio.
Pero empecemos contándoos quien es este personaje tan importante llamado Saturio. Lo que conocemos de él no proviene  apenas de la documentación sino de la tradición. Esta nos dice que San Saturio fue un rico noble visigodo que vivió en el siglo VI. A los cuarenta años de edad aproximadamente, repartió su riqueza entre los pobres y se retiró a vivir como un simple ermitaño en las cuevas situadas en la orilla izquierda del Duero (donde se asienta actualmente la ermita) y allí construyó un pequeño oratorio en honor a San Miguel, del que era muy devoto. En ese lugar se dedicó a la vida penitente, la oración y la predicación del evangelio a las gentes de los alrededores. Cuando tenía más o menos 70 años de edad, un joven muchacho llamado Prudencio, atraído por la fama de San Saturio se acercó hasta las cuevas y se convirtió en su discípulo. Siete años más tarde murió el maestro y su joven discípulo Prudencio lo enterró en una de las cuevas para después convertirse en obispo de Tarazona. Años más tarde volvió a la zona para rendirle homenaje, y acompañado por los numerosos fieles que le acompañaron, se dedicaron a venerar las reliquias de San Saturio a quien nombraron santo por aclamación popular, de acuerdo con una práctica habitual en aquella época.

Dejando atrás la historia vamos a recorrer juntos la ermita, deteniéndonos en explicaros lo más interesante que debéis ver y explicando que tenéis delante de vosotros.

Verja de entrada a San Saturio
Escalera de acceso.
Unos 100 metros antes de alcanzar la entrada al monumento, tenéis un pequeño aparcamiento donde, salvo que se celebre alguna boda o en días de mucho afluencia podéis dejar el coche, si no habéis venido andado. Después de subir una docena de escalones de piedra os encontráis de frente con una verja de hierro con dos escudos (son los escudos de la ciudad de Soria), y a vuestra izquierda con una larga escalera de piedra. Debéis atravesar el hueco de la puerta de la verja de hierro. La escalera se usa para acceder a la capilla por parte de los fieles que suelen acercarse a rezar al santo o en las bodas, vosotros la usaréis para salir (hablaremos de ella más adelante).

Capilla de San Saturio: milagro del cruce del río (esquina inferior derecha)
Traspasada la verja accedéis a una alargada cueva con una bonita vidriera al fondo, pero antes de describir este espacio, añadir que unos metros después de la entrada, a la derecha, una estrecha escalera descendente os conduce a la cueva de San Prudencio, otra de las cuevas naturales que podéis contemplar a lo largo de la visita. Algunos sorianos creen que la cueva se llama así porque en ella vivió San Prudencio pero en realidad parece ser que el nombre proviene del hecho de aquí fue donde el santo alavés se encontró con nuestro patrón por primera vez. la historia de este primer encuentro merece que nos detengamos a contarla: San Prudencio, entonces un joven muchacho, se acercó a Soria, atraído por la fama de San Saturio, para convertirse en su discípulo, pero entonces el río no tenía un pantano que lo regulara y cuando llovía mucho eran frecuentes las crecidas y las riadas. Fue en un día de estos cuando el joven Prudencio llegó a la orilla opuesta a las cuevas mientras San Saturio lo esperaba al otro lado. El río muy crecido después de un tiempo de mucha lluvia parecía imposible de cruzar por lo que San Saturio se quitó la capa, la echó sobre las aguas del Duero, y de esta forma, caminando sobre la capa, pudo cruzar Prudencio y encontrarse con el santo soriano. Así nos lo cuenta la tradición (puedes ver una pintura relatando este milagro en los muros de la capilla).

Sube de nuevo las escalera, te aconsejo que te lo tomes con calma y descanses un poco arriba porque aún te quedan muchos escalones por subir, y acércate a la llamativa vidriera iluminada del fondo de la cueva.

Vidriera de la cueva.
Puerta de acceso a la Sala del Cabildo de los Heros.
En ella aparece una representación de San Saturio adoctrinando a su joven discípulo San Prudencio. Curiosamente no sólo tienes delante de ti a dos santos, sino igualmente a dos patrones españoles, puesto que si ya hemos indicado que San Saturio lo es de la ciudad de Soria, San Prudencio es a su vez el patrón de la provincia de Alava. Junto a la vidriera, un pequeña puerta te permite acceder a una sala rodeada de bancos por tres lados. Acabas de entrar a la "Sala del Cabildo de los Heros"; antes de explicarte su función queremos que te fijes en el techo. A lo largo del recorrido vas a tener la oportunidad de visitar cuevas naturales y salas añadidas a lo largo de los siglos. En principio parece que estás dentro de otra cueva, sin embargo fíjate bien: parte del techo es roca pero si miras atentamente comprobarás que el resto ¡Es solamente escayola pintada! Mira como en la parte superior del muro donde está situado el busto de San Saturio, sobretodo en la esquina que da a la escalera de subida, la pintura ha desaparecido y aflora la escayola. Aunque el camuflaje es muy bueno y la mayoría de nuestros visitantes se marchan pensando que están dentro de una cueva, en realidad esta sala fue añadida más tarde. Aquí te encuentras con unos bancos de piedra en su centro, formando una especie de herradura, y es que esta sala sirvió como lugar de reunión de los agricultores de la llamada Tierra de Soria, que se juntaban aquí para tratar sus asuntos. Algunos han definido esto como un Tribunal de las Aguas de Valencia pero en secano (tengo que aclararte que la Tierra de Soria no se correspondía entonces con la actual provincia, si no con una parte de esta). Antes de continuar subiendo, fíjate bien en un detalle, San Saturio aparece de busto, luego al llegar a la capilla te explicaremos porque se le representa siempre de busto, ya lo vas a ver de esta forma por toda la ciudad, cuando no esté acompañado (como en la vidriera).


Busto de San Saturio en la Sala del Cabildo de los Heros.

Sigamos subiendo la escalera; apenas hayas subido unos pocos peldaños, esta gira hacia la izquierda, en esta esquina nos cuenta la tradición que un antiguo santero (los santeros eran los encargados de cuidar la ermita hasta que fueron sustituidos por un empleado municipal) afirmaba que brotaba aceite pero cuando lo usó para guisar, el manantial se secó (hay también quien afirma que era petroleo porque en esta zona brota el preciado liquido, pero quizás solo sean las leyendas de la ermita...).

Santa Ana, también llamada Virgen de los Alfileres.
Al alcanzar el final de este tramo de escalera llegas a una sala de alto techo, que es en realidad otra cueva (el   pasadizo que le une con la Sala del Cabildo de los Heros no existía en vida de San Saturio y se cree que fue construido a finales del siglo XIX o principios del XX, pero no nos dispersemos y sigamos con lo que estábamos contando, inmediatamente a tu derecha puedes ver una virgencita: es Santa Ana, la madre de la Virgen María, pero no es una Santa Ana cualquiera porque aquí también la leyenda de San Saturio está muy presente puesto que dicen las mozas sorianas que toda aquella mujer que venga a la ermita, rebusque en el manto de Santa Ana y encuentre en él un alfiler, encontrará novio (aviso a navegantes, me temo que si un hombre intenta lo mismo ¡Igualmente encontrará un buen novio! (si alguno prueba, por favor que nos mande un comentario al blog contando lo que pasó...)

Lugar donde se encontraron las reliquias de San Saturio.
Enfrente, a la derecha, os encontráis con una pequeña imagen barroca de San Miguel, del que, nos cuentan, era muy devoto San Saturio, en una de sus posturas habituales echando al demonio del paraíso. A esta zona se le denomina el "Oratorio de San Miguel" y la tradición nos señala en este caso que este era el lugar de oración del santo soriano. Enfrente de San Miguel, una losa en el suelo nos recuerda el lugar donde se afirma que fueron encontradas las reliquias del santo, que actualmente se encuentran debajo del altar mayor de la capilla, salvo la cabeza, celosamente custodiada en la Concatedral de San Pedro, envuelta en una funda-relicario de plata que los sorianos veneran con intensa devoción. Hasta hace unos años este nicho estaba tapiado y nos cuentan que todo el tuviera dolor de cabeza y metiera esta por el hueco que entonces existía en la tapia enseguida sentía como dicho dolor desaparecía.  

Vista parcial del Museo.
Prosigamos con nuestro recorrido, si seguimos subiendo alcanzamos una puerta. Desde allí podemos ver: a la derecha la escalera que continúa ascendiendo, luego hablaremos de adonde nos conduce, de momento olvidémonos de ella, tomemos a la izquierda por una puerta y una escalera que descienden y que nos conducen al pequeño museo de la ermita que con paneles nos cuenta lo más interesante de ella. Os aconsejo que el echéis un vistazo y luego volváis al punto donde estamos ahora mismo. Ahí, de frente tenemos una vidriera con una inscripción.

Dicha inscripción nos cuenta una curiosa historia: estamos en el año 1772 y un niño pequeño de 6 años y medio llamado Romualdo Barranco, visita la ermita. Ya sabéis lo curiosos, inquietos y traviesos que son los niños a esa edad (sobretodo los que sois padres), y a la criatura no se le ocurre otra cosa que asomarse a la ventana donde hoy está colocada la vidriera. Y claro...¡Se cae! Es necesario aclarar que hay una altura de unos cuatro pisos hasta el suelo y que dicho suelo está medio cubierto de rocas. Fijaros en el cuadro que tenéis encima del dintel de la puerta de acceso al museo, a la izquierda de la vidriera; en ella se ve lo que ocurrió ya que cuando los padres, muy asustados, llegan al lugar del accidente -temiéndose sin duda lo peor- se encuentra al niño vivo y sin un rasguño. Los sorianos de la época, atribuyeron tan milagroso suceso a la intervención de nuestro querido patrón (tengo entendido que si a alguien le apetece probar y repetir la hazaña tal y como la llevó a cabo Romualdo, tiene derecho a que coloquen su nombre en la ventana pero, aunque el santo sigue protegiendo a todo el mundo dentro del recinto, últimamente anda muy ocupado por lo que yo me lo pensaría).

Vidriera que cuenta la historia de Romualdo Barranco.

Volvamos a esa escalera que dejamos a la derecha de la vidriera y por tanto sigamos nuestra ascensión. Lo siguiente que encontraremos a nuestra derecha será el pequeño cuarto donde el santero, hoy en día un empleado municipal del Ayuntamiento de Soria, tiene su cuarto con una pequeña tienda que ofrece al visitante la posibilidad de comprar diversos recuerdos sobre la ermita y el santo. Notamos que nos falta un poco aliento pero estamos ya muy cerca de alcanzar el piso superior, donde se acaban las escaleras. Antes no  estaría de más visitar la reconstrucción que se ha hecho de la habitación de los antiguos santeros.

Sala capitular del ayuntamiento.
Una vez arriba, debemos comenzar por el lado de la izquierda donde nos encontramos con las dos salas capitulares, al final del pasillo, para uso de cada uno de los dos patronos del edificio: el Cabildo de la Concatedral de San Pedro y el Ayuntamiento de la ciudad de Soria, que desde hace varios siglos comparten el cuidado y custodia de la ermita. La de la izquierda es la del ayuntamiento, donde en un cuadro en la pared, contraria a las ventanas, podréis conocer los componente del escudo de Soria y una de las diversas explicaciones sobre la famosa leyenda escrita que le acompaña: "Soria pura, cabeza de Extremadura" mientras la otra sala, que se os presenta de frente, os ofrece la posibilidad de escribir en el libro de la ermita y dejar una huella de vuestro paso, entre otras cosas. En ambas, sus ventanas os ofrecen unas preciosas vistas del entorno del río Duero: la curva de ballesta de la que nos habla Antonio Machado, los álamos del río, el monte de las Animas al fondo etc...
Cristo crucificado de la sacristía.

Volvamos sobre nuestros pasos pero al llegar de nuevo a la escalera, tomemos a la izquierda y no volvamos a descender siguiendo nuestros pasos anteriores.. Nada más doblar la esquina nos encontramos con un pequeño cuarto, es la sacristía. En ella lo primero que vemos de frente es el hermoso Cristo crucificado de finales del XIII, que aunque conserva rasgos primitivos muestra ya la llegada del Gótico de forma contundente. A la izquierda de la escultura te encuentras con una buena demostración de la gran devoción que los sorianos le tienen a su patrón ya que en ese lugar están colocadas las velas eléctricas que se encienden por él. Hasta pocos años eran velas de cera y algunos días eran tantas las velas encendidas que ocupaban gran parte de esa esquina; actualmente las velas eléctricas se apagan al poco tiempo y da la sensación de que la devoción es menos, pero no te dejes engañar por esto. Enfrente de las velas ves una curiosa escultura detrás de una vidriera, que siempre llama la atención a todos los que entran en esta habitación,  ten paciencia que enseguida sabrás lo que significa pero para ellos debemos seguir nuestro camino...

Ha llegado el momento de entrar en otro de los lugares más impactante de la visita: la capilla. Para ello sal de la sacristía y sigue hasta la siguente puerta y te aparecerá de pronto en todo su esplendor. Esta parte fue construida a principios del siglo XVIII (tienes el año exacto de construcción a la izquierda de la entrada: 1703) y las maravillosas pinturas que la adornan, al año siguiente, 1704.
La primera vista de la capilla sorprende por su belleza y por la cantidad de obras de arte que se encierran en un espacio relativamente reducido. Lo mejor es que te sientes en uno de los bancos y dejes que tu vista se pasee sin prisa por lo que tienes alrededor.

Vamos a empezar por el altar mayor donde destaca la imagen-relicario de San Saturio colocada en el centro, bajo baldaquino: rematando el retablo una imagen de San Miguel, muy presente en varios lugares de la ermita debido a la devoción que le profesaba el santo y rodeando al arcángel las cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

La pintura de los muros fue realizada en 1704 por un joven pintor llamado Juan Antonio Zapata, al que puedes ver en la pintura del techo del fondo, encima del ventanuco. Allí, a la derecha de San Benito, el monje vestido de negro que acapara la escena, en la esquina inferior, aparece un muchacho con paleta y pincel, es el pintor de la capilla. En los muros, este nos cuenta a través de sucesivas escenas la historia de San Saturio. En la primera, a la derecha de la puerta por donde has accedido, puedes ver a San Saturio, rico y noble visigodo, distribuyendo sus riquezas entre los pobres para cambiar su vida y convertirse en un humilde ermitaño en las cuevas existentes en el recorrido de la ermita y alrededor (en los medallones que acompañan cada pintura puedes leer lo que significan).

La segunda pintura nos muestra a San Saturio ya como ermitaño. Fijaros en dos detalles importantes: por un lado, su rica vestimenta ha sido abandonada en un rincón, símbolo del paso de esa vida anterior llena de lujo, a la sencilla vida de ermitaño, y por otro lado, como el santo está rezando a San Miguel, detalle que en este caso nos señala la gran devoción que el santo soriano le tenía al arcángel.

San Saturio predicando entre las gentes.
La tercera pintura se encuentra ubicada encima de la segunda puerta de la capilla. Esta puerta se suele abrir cuando se realiza alguna celebración religiosa: misas, bodas etc.. En ella Zapata nos representa al santo leyendo las Sagradas Escrituras mientras le acosan las tentaciones, pero el santo consigue vencerlas.

La pintura del fondo nos representa a San Saturio predicando entre las gentes. En ella el pintor demuestra su talento y la perspectiva de grupos y edificios está muy bien lograda, Destacan por su calidad las figura del santo y del personaje que se recoge el manto, de espaldas, a la derecha. El tema es habitual porque era frecuente presentar a ermitaños y anacoretas como hombres conocedores de la oración y siempre dispuestos a compartir sus conocimientos religiosos con sus semejantes por lo que era normal verles abandonar sus soledad para recorrer ciudades y pueblos cercanos para predicar entre sus habitantes.

La siguiente pintura ya ha sido comentada anteriormente puesto que nos relata el milagro que realiza San Saturio el día de su primer encuentro con el joven Prudencio. En la parte derecha se aprecia como el joven alavés atraviesa el río Duero al encuentro de su maestro, que le aguarda en la orilla opuesta, una leve espuma simboliza la capa sobre la que camina, capa que había tendido San Saturio. No te pierdas este detalle: el paisaje es un fiel reflejo del real e incluso podemos ver el castillo, tal y como era hasta que fue destruido durante las guerras napoleónicas. A la izquierda y una anciano santo adoctrina al joven Prudencio.

Pintura con un monje en una falsa puerta, en la capilla.
Seguimos nuestro recorrido por las pinturas de los muros y nos encontramos con el tema siguiente, la muerte de San Saturio. En ella vemos al santo reclinado y moribundo como una figura que aparece en paz. Su rostro contrasta con pinturas anteriores donde aparecía fresco y lleno de vida, a su lado un ángel toca el violonchelo, mientras al lado contario el joven Prudencio, con una pala, esta cavando la fosa del que fue su maestro.

La última pintura nos muestra una imagen muy distinta de San Prudencio, aparece vestido de obispo (fue obispo de varias diócesis, entre ellas Tarazona) cuando, años después de la muerte de San Saturio, ha vuelto a Soria, ha reunido a la gente de la zona y entre, todos y por aclamación popular, están canonizando a Saturio, su antiguo maestro. Debajo de ella se ve una monje retratado junto a una falsa puerta. Se desconoce quien fue el autor de esta pintura aunque alguno devotos de la ermita cuentan que indica la situación de una antigua puerta secreta que conduce a dependencias hoy en día perdidas en el olvido. ¿Leyenda o realidad? Es difícil establecerlo.

Con sencillez el pintor Zapata ha logrado relatarnos la historia de San Saturio, pero en el techo la temática es distinta. El conjunto de pintura allí situadas constituyen un auténtico canto a la vida ermitaña, la vida que llevo el patrón de Soria. Todos los personajes que aparecen tienen algún tipo de relación con este modo de vida.

Si situamos nuestra vista por encima del altar mayor, nos encontramos con una escena que representa las tentaciones de Jesús en el desierto cuando pasó cuarenta días en soledad, dedicado a la oración y la penitencia. Zapata nos muestra las tres tentaciones que nos relata el evangelio: en primer plano aparece el Señor sentado en una roca y aparece detrás el demonio vestido de fraile, ofreciéndole un pedazo de pan para tentarle. En segundo termino se les vuelve en un montículo, y por último al fondo sobre un edificio de forma circular.

Pinturas del techo de la capilla.
Puerta e inicio de la escalera de salida.
 A continuación, avanzando hacia el fondo, tenemos a los dos juanes a derecha e izquierda. A la derecha, el Bautista predicando en el desierto y a la izquierda el Evangelista desterrado en la isla de Patmos. Las dos pinturas siguientes recogen a San Pablo Ermitaño, el primer ermitaño de la historia y a San Antonio Abad, que aparece con el cochinillo de San Antón (el santo es el patrón de los animales, por los que sentía gran ´cariño, y el fundador del movimiento eremítico, ya que a los 20 años vendió todas sus posesiones y se fue a vivir cada vez en mayor soledad, siendo tentado por el demonio en el desierto). Posteriormente Zapata pinta a San Jerónimo y San Onofre. El primero se marchó al desierto para hacer penitencia por sus pecados (dicen que principalmente su fuerte sensualidad, su terrible mal genio y su gran orgullo), mientras el segundo abandonó su cenobio para vivir como un ermitaño comiendo solo dátiles y agua. Al fondo, con su hábito negro nos encontramos con San Benito, el fundador de los benedictinos, dictando su regla a las órdenes monásticas.



Bajando hacía la entrada.

Después de disfrutar de las bellezas de la capillas no volvemos sobre nuestros pasos sino que lo hacemos por la otra puerta, es decir al salir de la capilla torcemos a la izquierda y después de franquear dicha puerta, salimos al exterior, descendiendo por la escalera de piedra que señalamos al principio que era la salida, Por esta escalera suelen subir las novias que se casan en la capilla. La escalera te conduce de nuevo a la verja por donde entraste, desde allí no dejes de asomarte sobre el río y disfrutar de las imponentes vistas que se te ofrecen. Siempre nos resulto curioso ver como al visitante le llama mucho la atención una casa particular que se asienta junto a la orilla opuesta del Duero, a la izquierda de la ermita. Sin embargo todo el entorno es magnífico.

Debemos seguir nuestro camino, si lo has hecho andando, como te recomendamos, tienes la oportunidad de volver a sentir la belleza del lugar de forma reposada, si has venido en coche, debes saber que justo después de pasar el puente de hierro del ferrocarril, la carretera se bifurca y no deberás volver por el estrecho arco de San Polo. En cualquier caso, una vez de vuelta a la carretera de entrada debes continuar en dirección Soria hasta que te encuentres con un semáforo. Justo después de él debes girar a la derecha en dirección Almajano y nada más girar te aconsejo que aparques en cuanto encuentres el lugar adecuado para hacerlo porque estás a punto de conocer el siguiente monumento de la ruta.

Itinerario 2:

Incluye el Monasterio de San Juan de Duero y el cercano Monte de las Animas.

El Monasterio de San Juan de Duero



Este monumento es una de las visitas obligadas en la ciudad puesto que a su idílica situación se añade un monumento único, que despierta la admiración de todos aquellos que lo contemplan.

Vista general.
Antes de acceder a su interior, te recomendamos que te asomes al pequeño mirador que existe frente a la caseta donde se venden las entradas, te permite tener una espléndida visión de la orilla opuesta del Duero. En ella, al borde del río, te encuentras con un grueso muro desnudo, es la antigua muralla de la ciudad, destruida durante la Guerra de la Independencia. De conservarse sus varios kilómetros de longitud hubieran aumentado de forma espectacular el atractivo de la ciudad. Igualmente puedes contemplar dos altos, enfrente el del Mirón, con el Hotel Leonor como edificio más visible,casi al borde de la ladera y detrás suyo, la ermita del Mirón. A tu izquierda tienes otro destacado alto, el del Castillo, donde destaca el rojo edificio del Parador Nacional. En cuanto al castillo que le da nombre, fue igualmente destruido durante la Guerra de la Independencia. A sus pies y cruzando el Duero, tienes el puente medieval de la ciudad, principal acceso desde el medievo por el sur (único para vehículos en la actualidad).

La historia del monasterio:

Entrada al monumento.
Pocos documentos escritos se conocen pero parece ser que el edificio fue entregado a la orden de monjes guerreros de los Hospitalarios de San Juan de Acre, que fueron colocados junto al puente del Duero para la defensa de la ciudad y el propio puente; la iglesia, sencilla y rústica, ya existía, y los Hospitalarios construyeron un monasterio alrededor y realizaron algunas reformas en el interior de la propia iglesia, como más adelante veremos. La orden estaba compuesta por hombres acostumbrados a luchar que tenían como misión la protección de caminantes y peregrinos.
Jardín a la entrada del monumento.
Los siglos fueron pasando lentamente sin que el monasterio viviera hechos destacados hasta el siglo XVIII, en que fue abandonado y se convirtió en un montón de ruinas dedicado a cobijar animales y al cultivo de la huerta. Cuando el poeta Gustavo Adolfo Bécquer (que sitúa en esta zona su leyenda "El Rayo de Luna") ve en el siglo siguiente el estado del conjunto, ¡Se le cae el alma a los pies! Por eso en el año 1882 se  declara el edificio como Monumento Nacional y se consigna una cantidad para su conservación y limpieza. En 1902 se decide cerrar iglesia y claustro para evitar que se encierre el ganado allí y ese mismo año el Vizconde de Eza, Luis de Marichalar, dona 1000 ptas. de la época para su mantenimiento. Desde entonces hasta la actualidad han sido varias las reparaciones y reformas necesarias que han permitido que podamos seguir disfrutando del monumento y han impedido su desaparición.

El Claustro:

Puerta de acceso al claustro.
Este claustro de San Juan de Duero nos impacta desde el primer momento. Su variedad decorativa lo hace único y constituye el gran atractivo del conjunto. El claustro forma parte de un todo más amplio, actualmente desaparecido, y que incluía otras habitaciones del monasterio. Su cronología aceptada normalmente se sitúa en el primera mitad del siglo XIII.

La primera impresión al traspasar la puerta de entrada, constituida por tres arquivoltas construidas en arenisca, la piedra local,  produce una fuerte impresión: la falta de techumbre y el hecho de que cada una de las cuatro esquinas haya sido realizada con un estilo decorativo diferente, hacen de este monumento algo especial, algo completamente diferente a lo que hayamos visto anteriormente. Igualmente nos llama enseguida la atención la gran diferencia existente entre la sencillez de la iglesia y la abundancia decorativa del claustro.

Lado 1, con la puerta de entrada al fondo, y arranque del lado 2.
Del claustro se ignoran algunos aspectos importantes: si tuvo un pavimento en el suelo o no, o si era un claustro cubierto o no lo era. Lo segundo ha servido para un amplio debate en el que algunos sostienen que existió una techumbre de madera que posteriormente se perdió, otros que solo estaba cubierto en parte y finalmente los hay que dicen que nunca estuvo cubierto. Te lo digo porque acostumbrado a ver claustros completamente techados puede que al entrar notes que te falta algo en el decorado. Pero seguramente lo que más te llama la atención, es la variedad decorativa de los arcos existentes, cada esquina ofrece un estilo diferente: la esquina situada frente a la puerta de entrada, y que continua en paralelo a la iglesia y que llamaremos esquina 1,  posee un estilo puramente románico, con sus arcos de medio punto, con capiteles bien tallados, con escenas humanas, seres mitológicos, diversos animales y motivos vegetales.

Capiteles del lado 1.
Gira a la izquierda, pasa por delante de la puerta de la iglesia románica y podrás comprobar como en la siguiente esquina -que llamaremos esquina 2- cambia el estilo, siendo los arcos de herradura, con capiteles que suelen presentar decoración vegetal, destacando el cuarto más cercano a la puerta, del lado contrario a la puerta del claustro, con su decoración de "ataurique", típica decoración de influencia musulmana. La puerta, entre sus dos medios lados está igualmente formada por un arco de herradura.

Detalle de un capitel del claustro.
Sigamos recorriendo el claustro y nos encontramos con una nueva puerta, similar a la de la esquina anterior aunque ligeramente más grande, rodeada de arcos entrelazados, un estilo que no es exclusivo de este monumento sino que ya era conocido en otros lugares de la península y que muestra clara influencia musulmana, es la esquina 3, separada de la última esquina por una puerta que curiosamente carece de apoyo central terminando en una clave común colgante, sin que sepa a ciencia cierta si capitel, fuste y basa desaparecieron con el tiempo o nunca los tuvo (existe más de una teoría al respecto) y que hace las delicias de todos aquellos que buscan el sitio ideal para una foto de recuerdo. A partir de aquí comienza la última esquina de arcos de herradura apuntados y cruzados y capiteles con figura geométricas formando rombos o triángulos principalmente.

La iglesia:

Después de disfrutar de la extraordinaria belleza del claustro, ha llegado el momento de visitar el interior de la iglesia. Es posible que su sencillez, después de lo que acabamos de ver, nos defraude, sin embargo el templo esconde tesoros notables, algunos pueden incluso que nos pasen desapercibidos.
La belleza del claustro es patente en cualquier punto del mismo.

Entramos por la única puerta que queda hoy en día (antiguamente se podía acceder por el lado contrario a donde está la actual). La iglesia es de una sola nave, mas ancha por los pies que por la cabecera. Su cabecera se orienta hacia el oriente (para los fieles de la época, el oriente era simbólicamente importante ya entre otras razones es la dirección en la que está situada Jerusalén, la ciudad en la que murió Jesús). Nuestros primeros pasos en el interior del edificio posiblemente sean breves porque debemos acostumbrarnos a su oscuridad ya que como prácticamente en todas las construcciones románicas, no es muy luminosa por dentro. vemos las escasas ventanas que tiene, en un momento en el que los arquitectos no se sienten muy cómodos aún construyendo grandes aberturas en los muros, ante el temor de que eso comprometiera la integridad del edificio y este pudiera derrumbarse. Al mirar hacia arriba, observamos con sorpresa la buena conservación de la cubierta -hecha de madera- pero no nos dejemos engañar, es moderna.

Probablemente lo que más llama la atención son los dos templetes adosados a los muros quizás porque contrastan con la austera, casi inexistente decoración del resto del templo. Estas dos construcciones no son parte de la iglesia que encontraron los Hospitalarios, sino que fueron añadidos por ellos. Al verlos, su remate superior, una cúpula cónica y otra semiesférica que probablemente nos recuerden a muchos arquitecturas semejantes en lugares de Próximo Oriente, lo que parece indicar que la orden importó estilos que tuvo la oportunidad de ver y conocer mientras mantuvo su tarea de protección a aquellos que se acercaban a la ciudad santa de Jerusalén.


Templetes y cabecera de la iglesia.

Igualmente cada templete alberga en su interior una mesa altar para el culto de los propios miembros de la orden, pero los visitantes casi siempre me comentan que lo que las les ha impactado son los capiteles de ambos templetes. En el templete del lado izquierdo (lado del evangelio) nos encontramos con los siguiente capiteles: en la lado interior izquierdo un caballero luchando contra monstruos alados, el exterior izquierdo muestra un interesante serie de escenas como son la Degollación de San Juan Bautista, o Salomé. En el interior derecho nos encontramos a un centauro con un carcaj y un arco en la mano y dos hidras matadas por dos soldados. Por último el capitel exterior derecho nos muestra a un conjunto de animales alados y quimeras con cabeza humana. Antes de pasar al otro templete no dejes de echarle un vistazo al interior de la cúpula, espectacular con su dos nervios formando arcos de medio punto cruzados descansando en cuatro ménsulas  decoradas, dos con cabeza de dragón, una con elementos vegetales y la otra con cabeza de mujer.

Matanza de los Inocentes, templete del lado derecho.

Adoración de los Pastores y a la derecha, de los Reyes Magos.
El templete del lado contrario, el de la epístola, muestra igualmente un interesante conjunto de capiteles cuya decoración sin duda te resultará de lo más interesante. El capital interior izquierdo nos muestra una "Matanza de los Inocentes". Sorprende la estelar presencia del demonio susurrándole al oído a Herodes que cometa semejante atrocidad, en un intento -tan propio de aquella época- de enseñar a través del arte, de explicarnos con imágenes claras la historia representada. El capitel exterior izquierdo recoge varias escenas: enfrente del capitel anterior tenemos una Adoración de los Reyes Magos, fíjate en los regalos que llevan los Reyes en las manos), siguiendo por el exterior una Visitación, donde aparecen la Virgen María y su prima Santa Isabel, un Nacimiento de Jesús, donde sorprende como el artista logra colocar tantos elementos en tan poco espacio, y por último una Adoración de los Pastores. En el lado derecho. el capitel interior muestra una Resurrección de Cristo y el exterior una Huida a Egipto.

Damos unos pasos y nos adentramos en el espacio semicircular de la cabecera, una cabecera cuyos muros son de sencilla mampostería  (piedras sin tallar unidas con una argamasa de cal) mientras la cubierta fue construida con sillares. Desde ahí tenemos una preciosa vista de conjunto de toda la iglesia. Os recomiendo que os paréis unos minutos a disfrutar de ella.

.

Vista del Hotel Leonor y la emita del Mirón (a la derecha, arriba)

Vista de Soria desde las inmediaciones de los Arcos de San Juan,


Ahora si volvemos al aparcamiento pero no abandonamos la zona porque nos falta otro lugar que visitar.

El Monte de las Animas:


Monte de las Animas.
Cogemos el coche (se puede realizar la visita andando si lo deseas pero teniendo precaución porque se va a caminar por el borde de una carretera con relativo tráfico) y seguimos por la carretera que se inicia en los Arcos de San Juan y que conduce, según los indicadores, a Almajano. Apenas recorrido un kilómetro nos encontramos, a la derecha de la carretera, una subestación eléctrica, podemos dejar el vehículo en ese punto o seguir más  adelante. Apenas 200 metros  más allá, igualmente a la derecha, existe un pequeño camino como alternativa pero recomiendo que se tenga cuidado si el vehículo no es un todoterreno y que se respeten los carteles de propiedad privada que puedan existir. Por último en la recta anterior a la variante de Soria, una antigua curva de la carretera nos ofrece otra oportunidad de dejar el coche para empezar a caminar.

El Monte de las Animas puede parecer a primera vista un lugar corriente pero es un lugar tenebroso y lleno de misterio gracias a la leyenda escrita por Gustavo Adolfo Bécquer. Una leyenda que nos habla de templarios, de almas de caballeros que se mueven por el monte el día de difuntos, de amor, y que también tiene su pizca de terror para darle una configuración especial que hace que una vez empieces a leerla, necesites terminarla de un tirón. Son de esas historias que si la lees en una noche de viento, cuando una rama golpe en la ventana, no podrás evitar sobresaltarte, pero son adictivas.

Caminando por el Monte de las Animas.

La zona del monte más espesa y por tanto más apta para una leyenda así, es entrando por el camino que te he indicado anteriormente porque la parte posterior es menos tupida al haber sido cortados muchos de sus árboles lo que ha producido una zona más clareada. Te aconsejamos que sigas el camino principal, que si decides salirte de él, y no estás acostumbrado a andar por el campo, o aunque lo estés, no dejes de llevarte un buen GPS, que sigas las indicaciones de los carteles existentes, que si existen prohibiciones, las acates, que lleves calzados y ropa adecuados, y...si te decides por visitarlo el día de difuntos, no nos eches la culpa... ¡Si te encuentran al día siguiente, perdido y con el horror reflejado en tu rostro, o algo peor!

Te dejamos un enlace para que puedas leer la leyenda que escribió Gustavo Adolfo Bécquer: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/becquer/rimyley/montede.htm


En el Monte de las Animas, hasta los árboles parecen tener algo diferente.



Itinerario 3 o itinerario alternativo:

Indicábamos al principio del artículo que íbamos a proponer una itinerario alternativo. Este itinerario va orientado principalmente a aquellos que visiten la ermita de San Saturio en vehículos de cierto tamaño, en especial para grupos en autobús pero también caravanas, furgonetas grandes etc.. Y digo lo de los grupos, porque muchos de ellos al visitar la zona lo hacen con un apretado horario o en algunos casos lo componen gente poco dispuesta o con ciertos problemas para andar demasiado trecho. Este itinerario, aunque te pierdas la belleza del paseo que conduce a San Saturio, permite dejar un autobús más cerca de la ermita de San Saturio y no tener que andar tanto para llegar hasta ella.

Ver Sin título en un mapa más grande


Bajada desde la Calle Nuestra Señora de Calatañazor hasta el río Duero.
Evidentemente también puede hacerse con cualquier otra clase de vehículo que no sea un autobús y disfrutar de otra perspectiva del entorno del monumento. Os dejo aquí este mapa con la ruta a seguir a través del Paseo de San Prudencio hasta alcanzar el aparcamiento (final inferior de la línea en el mapa). Al principio debemos tener especial cuidado en seguir esta calle y no coger algunas de las laterales hasta alcanzar la orilla del río Duero (con un autobús es difícil confundirse porque las laterales son calles estrechas). Hemos iniciado el recorrido en la Calle Nuestra Señora de Calatañazor punto de confluencia casi obligado, porque a partir de ahí la proveniencia puede ser múltiple.

Restos restaurados de la muralla junto a la orilla del Duero.

Dicha calle es una suave bajada hasta el rio Duero. Una vez llegados a sus orillas tienes un bello paisaje y varios puntos de interés. En primer lugar podrás ver restos de la muralla (restaurada) en la calle peatonal situada justo a tu izquierda y que se dirige hacia el puente medieval de piedra que aparece al fondo. No es el citado puente la única vista interesante que tendrás de este punto, todo el entorno es bello.


Monasterio de San Polo visto desde la orilla opuesta.
Puente del ferrocarril, con la sierra de Santa Ana al fondo.
Si te fijas con detenimiento, enmascarado por árboles y maleza, reconocerás el monasterio de San Polo en la orilla opuesta, en una zona del río que desprende encanto a cada paso, quizás por eso es uno de los paseos favoritos de los habitantes de la capital soriana e incluso con mal tiempo, verás a gente de todas las edades caminar por las calles de ambas orillas. Pero sigamos avanzado y descubriendo lo que nos ofrece esta nuestra visita. Apenas un par de cientos de metros más adelante volverás a encontrarte con la mole gris del puente del ferrocarril, aunque para mole, la que tienes justo detrás, la destacada cumbre de la Sierra de Santa Ana, que te será fácil de reconocer porque es donde están situados los repetidores de telefonía y televisión. El propio ferrocarril es la causa de pasar bajo un corto túnel, después del cual te aconsejo que miras al frente porque enseguida verás aparecer ante ti una de las visiones mas hermosas de la ermita. Aparece al fondo, majestuosa, en una posición en la que parece colgada del vacío y con riesgo de caer al río en cualquier momento. Pero desprendiendo un encanto especial, muy poco habitual. Estoy seguro que te quedarás fascinado por unos momentos, observándola embobado (ten cuidado si vas conduciendo que no serías el primero que acaba en uno de los árboles del paseo).

Unos metros más allá encontrarás un amplio aparcamiento donde aparcar, y una vez fuera del vehículo, te aconsejo que no sigas inmediatamente hacia San Saturio, sino que te acerques a su orilla y disfrutes de la gran variedad de colores que el río te ofrece.

Orillas del Duero...
Paseo entre el aparcamiento y la pasarela.
A partir de aquí solo podrás seguir caminando porque el camino es peatonal hasta alcanzar la pasarela de cemento y hierro, construida a mediados de los noventa y que supuso un gran avance a partir de entonces porque permitió poder cruzar el rio por esa parte del cauce y no tener que volver hasta el puente medieval. El paseo desde el aparcamiento hasta el puente/pasarela te ofrece una vista espectacular de San Saturio, una vista que causa a menudo exclamaciones de admiración a quienes visitan por primera vez el lugar, y que por mucho que uno lo frecuente, no deja de seguir fascinándote. Al llegar al principio de la pasarela fíjate en el costado de la ermita que tienes frente a ti y trata de encontrar la cabeza de San Saturio. Los sorianos decimos que se ve su cabeza en la roca situada justo debajo de la parte central del edificio.


Pasarela para cruzar el Duero.
Justo después de cruzar la pasarela, puedes contemplar una pequeña placa-mojón de piedra con  poemas de Gerardo Diego. El poeta santanderino fue profesor del instituto Antonio Machado de nuestra ciudad y un enamorado de toda la provincia, algo que demostró claramente puesto que raro es el lugar destacado de la misma a la que no dedicara algún poema. Sólo falta ya subir unos cuantos peldaños de una corta escalera para alcanzar el paseo de la orilla opuesta, del que ya hemos hablado al referirnos al Itinerario 1, andar poco más de 100 metros y ya estamos a la entrada de la ermita de San Saturio.

Placa con poema de Gerardo Diego junto a la pasarela.
Escaleras de acceso a San Saturio desde el río Duero.


























© Todos los derechos reservados, fotos incluidas.